lunes, 30 de enero de 2012

A veces es bonito saber que tienes tantas cosas que perder.

Se sentó en el hueco donde solía ponerse cuando algo la preocupaba. Se sentó y trató de poner la mente en blanco. De pronto la invadieron recuerdos de cuando lloraba porque había discutido con sus padres o por alguna causa estúpida, siempre se miraba al espejo que tenía justo a la derecha y pensó que esta vez no quería llorar.
Estaba feliz, era feliz, no tenía motivos para el cual no estarlo; él la quería, ella le quería a él, se querían, todo era perfecto.
Pero aún así sentia algo de tristeza, pero no era de ese tipo de tristezas malas, sino era una tristeza buena, seguro que sabe de lo que estoy hablando. Quizás era ese sitio que hacia más sensible a las personas de lo que de verdad eran, y eso que ella ya era sensible de por sí.
"¿Y si se acababa todo? ¿Cómo iba a vivir sin él? ¿Sin su sonrisa?" - Intentaba poner la mente en blanco - "No lo pienses, es peor"
Dirigió su mirada al frente y vió que seguía colgado su horario de sexto de primaria, habían pasado ya cinco años, como pasaba el tiempo "¡Para! El tiempo..." - Todo estaba encadenado, era una cadena de engranajes perfectamente diseñada, predestinada a que ella tuviera que pensar en eso en ese justo instante.
Quería pasar todo su tiempo con él, todo. Quería hacerlo todo con él. ¡Era feliz! ¡feliz! y nadie la podia hacer cambiar de opinión.
Se acordño de sus abrazos y paró de estar triste, luego de su sonrisa y sonrió, despés se acordó de sus besos y claro, sonrió aún más. Se preguntó si en ese momento estaría pensando en ella como ella en él cuando de repente sonó un zumbido, era el movil, estaba en silencio para que no le sonara en clase como anteriormente. Se levantó y lo cogió; alguien la llamaba, era él. Sonrió como nunca, había llamdo en el instante perfecto.. entonces contestó al teléfono.